Shezz (@shezzsp)
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¿Cuál es el para qué de tu vida?
Cuando salí de la prepa me topé con la típica barrera mental de “qué y dónde estudiar”. Después de mil opciones y un declive de carrera, decidí hacer mi examen para entrar a UAM-X y estudiar Comunicación Gráfica. Sin embargo, entré a la UAM por Arquitectura; aún no sé en qué momento pasó eso.
Ya adentro, tenía nuevas metas:
1. Cambiarme a Comunicación Gráfica; esto lo logré en 3er trimestre.
2. Hacer una exposición fotográfica.
3. Irme de intercambio a donde fuera.
¡Ya solo faltaban dos!
En 7º era momento de meter los papeles para el intercambio. Una amiga y yo fuimos al edificio central a buscar a Vero, la chica encargada de Movilidad Estudiantil, quien es una persona extremadamente paciente, nos explicó sobre el proceso y nos contó algunas anécdotas. Sabía que quería un intercambio internacional, mis opciones eran: España, Argentina, Canadá o Francia. Pero dicen que tú eres tu propio enemigo y estoy completamente de acuerdo con eso, porque días después comencé a dudar y decidí posponerlo hasta la maestría.
Para 9º varios compañeros se fueron de intercambio y eso me hizo reconsiderar mi decisión. De nuevo fui con Vero y me comentó que en ese momento sólo podía hacer un intercambio nacional, así que sin dudarlo me puse a buscar opciones y encontré la Universidad Autónoma de Nuevo León-Mederos.
¿Por qué elegí Monterrey?
En 2013 fui por primera vez a MTY para cumplir un sueño de vida y a partir de ese entonces se convirtió en uno de mis happy places. Toda la vibra que hay en ese lugar es mágica y pese a lo que la mayoría dice, para mí no es un lugar peligroso.
Antes de irme de intercambio debía cumplir mi segunda meta: hacer una exposición fotográfica. Este evento se llevó a cabo el 30 de mayo de 2015 y se llamó “LA MAFIA, ¿Por qué esto es más que un gusto?”, la cual trataba sobre la entrega incondicional que tiene un fan por su banda o artista favorito.
A mediados de junio recibí la carta de aceptación, sentí demasiada emoción porque lo había conseguido, pero a la vez tenía mucho miedo por las cosas que iba a dejar y por las cosas que podrían pasar. Esta vez no dejé que eso último me afectara y seguí con los preparativos.
Sorpresa #1: ¡Cuidado con los osos!
En julio viajé con mi mamá a MTY para buscar dónde vivir y fue muchísimo más sencillo de lo que imaginé.
Ese día tomé un taxi del aeropuerto a la UANL-Mederos y me cobró $450, lo cual es caro a comparación de CDMX. Al bajar del taxi vi un anuncio en un poste sobre la renta de un cuarto, así que hablé por teléfono, me respondió una señora y acordamos ir a ver el cuarto en ese momento. La casa estaba a 5 minutos de la universidad, en una zona residencial muy bonita y tranquila. La señora Cristina nos mostró el cuarto y era perfecto, tenía lo necesario, estaba limpio, tenía aire acondicionado, un abanico (ventilador) y lo mejor de todo es que no debía compartirlo con alguien más. Aprovechamos para ir a ver la escuela y la sorpresa más random que me pasó fue ver letreros de “¡Cuidado con los osos!”, juro que no me esperaba eso.
Regresé a la CDMX para terminar de acomodar mis pendientes y para hacer las maletas.
Sorpresa #2: ¿Qué te llevas para sobrevivir cinco meses lejos de tu casa?
Todo tipo de cosas se me ocurrían pero ninguna cabía en la maleta. Me frustré un poco pero con el apoyo de mis papás y mi hermana lo pude resolver. Al final todo lo necesario cupo en dos maletas y una mochila.
Por fin llegó el sábado 1º de agosto, en el aeropuerto me despedí de mi familia y sí, lloré… sólo un poco. En el avión iba escuchando música y viendo por la ventana, esta frase resume lo que pensaba en ese momento: “La felicidad tenía que ser otra cosa, algo quizá más triste que esta paz y este placer”; vaya que se venían cosas tristes pero fueron las que más me ayudaron a mejorar.
Como pude salí del aeropuerto, tomé un taxi y el señor me iba contando anécdotas e historias, entre ellas “La leyenda de la casa de tubos”. Al llegar a la casa, abrí la puerta y encontré una cucaracha en el cuarto, no me dan miedo pero sí me dan asco. En ese momento caí en cuenta que no sólo podía llegar y poner mis cosas, necesitaba hacer una limpieza extrema y no tenía con qué, así que era momento de ir al súper.
Sorpresa #3: Vivir sola es tan abrumante como increíble
Recuerdo que sólo ponía y ponía cosas en el carrito, sin darme cuenta ya estaba lleno y aún no compraba nada para la comida. Entré en pánico, cerré los ojos y lo único que quería era regresar a mi casa. Respiré, agarré mis dos carritos completamente llenos y me dirigí a la caja a pagar. Al llegar a mi nueva casa limpié, acomodé el súper y cuando me estaba alistando para dormir abrí una de mis maletas y encontré unos regalos de mis amigas y una sorpresa demasiado bonita de parte de mi hermana.
El lunes 3 de agosto fui a la presentación del curso en el edificio central de la UANL. Para moverme en MTY usaba la app de Ruta Directa, es muy funcional pero debes poner mucha atención en el número del camión que debes tomar. Al salir del evento tomé el camión para regresar a mi casa, el camión avanzaba y yo no reconocía el camino, le pregunté al chofer y me dijo que sí estaba en la ruta correcta. Esperé unos minutos y le pregunté a una señora, ella me dijo que iba en dirección contraria. Tuve que bajarme y después de más de dos horas de camino, logré llegar a casa.
Cuando metí la solicitud de intercambio también metí las materias que quería tomar, lo que no sabía es que al llegar a la escuela debía meter la tira de materias y eso fue un problema porque casi todas las que quería ya estaban llenas.
Las clases me ayudaron a conocer personas y cosas increíbles.
Mi maestra de Diseño Editorial trabajaba en el periódico El Norte y desde el primer día se portó súper amable conmigo. En esa clase conocí a mi primer equipo de trabajo: Tatis, Ilse y Alex; fue muy fácil adaptarme a ellos y me apoyaron presentándome a sus maestros y así pude tomar las otras clases que quería.
En Iluminación y Fotometría aprendí muchísimas cosas técnicas sobre el montaje y ambientación a través de la luz. Aquí conocí a cuatro chicos con personalidades muy peculiares:
Ruy, un chico que se dedica a vender equipo fotográfico y de video, mucho de lo que aprendí se lo debo a él.
Diana y David, dos chicos demasiado transparentes y con una energía incomparable. Las ideas que tenían para crear ambientación eran mágicas.
Miguel, él también estaba de intercambio pero por parte de la UNAM. Se volvió mi amigo, cuando me sentía bajoneada él me escuchaba, cuando estábamos aburridos armábamos cualquier plan con tal de no estar encerrados y sobre todo éramos fans del helado de garrafa que vendían en la escuela, era perfecto para quitar el calor.
Sobre Postproducción de Video, mis clases eran a las 7 am y por más raro que suene, sí llegaba a esa hora. Las cosas que aprendí me ayudaron a llenar los huecos que tenía con mis clases de UAM, que no digo que sean malas pero sí hay que ajustar algunas cosas.
Quise dejar Proyectos Fotográficos al final porque aún no tengo las palabras para describir lo mágico que fue. La fotografía para mí significa poder crear una nueva proyección de la realidad en una imagen, por esta razón el tomar esta clase y ver lo que otras personas estaban haciendo, realmente me voló la cabeza. Reafirmé mi pensamiento sobre la esencia de una foto, a veces debes dejar atrás todas las reglas técnicas y sólo hacer las cosas como las sientes; la clave siempre está en los detalles. Mi maestra nos presentó a un fotógrafo chileno, quien al contarnos sobre uno de sus proyectos hizo que me llenara de ideas la cabeza sobre armar un nuevo proyecto personal.
La escuela fue más de lo que podía imaginar, el ambiente es muy tranquilo y mi creatividad se expandió demasiado.
Mi estilo de vida en MTY cambió en muchos aspectos y hay cosas que hasta el día de hoy sigo aplicando. En CDMX estaba acostumbrada al ruido y siempre estaba rodeada por muchas personas. Mi día era muy ajetreado entre la escuela, la cafetería, la revista, mis amigos, mis papás y mi hermana. Pero en Monterrey todo cambió, estaba sola en un cuarto, no había ruido, no tenía las pláticas nocturnas con mi hermana, no estaban mis papás para preguntarles cualquier cosa, yo debía hacerme cargo de mis presupuestos y de pagar cosas. No lo digo en forma de queja, realmente todos estos cambios los agradezco con la vida porque me volví más independiente, tuve el tiempo que necesitaba para bajar algunas cosas que me estaban dando vueltas.
Obvio tuve mis momentos de crisis en los que ya me quería regresar. Hubo días que no dormía y otros en los que dormía demasiado. Me la pasé encerrada una semana completa por el calor que hacía. Decidí dejar de comer carne, me volví extremista con la limpieza y comencé un plan de ahorro.
Sorpresa #4: MTY es el lugar donde los sueños se cumplen
¿Han estado frente a un pozo y han pedido un deseo?
Mi hermana y yo teníamos una promesa pendiente, por tal motivo ella llegó a Monterrey el 2 de septiembre. Fue una visita muy rápida pero aún vivimos los recuerdos que creamos en esos días. Todo se resume en un gracias, un abrazo y un montón de lágrimas.
Monterrey tiene algunos de los lugares que me hacen sentir más conectada conmigo misma, así que si algún día van a ese estado no pueden dejar de ir a un concierto en la Arena Monterrey o en el Auditorio CitiBanamex, deben visitar la fototeca y dar un paseo en bicicleta por todo el Parque Fundidora, en la tarde noche salen increíbles las fotos. Puede que suene raro pero el lugar perfecto para dar un viaje al pasado es en Mccarthy's de Paseo Tec y ya que anden por ahí, vayan a comer a Muncher House. Si de caminar se trata el Barrio Antiguo es la mejor opción.
3... 2... 1... ¡Momento de regresar!
Soy una persona a la que le gusta tener todo planeado, sin embargo existen algunas cosas que me pueden desestabilizar demasiado. La música es algo esencial en mi vida y por hacer lo que me gusta soy capaz de cualquier cosa, por esta razón regresé dos semanas antes de lo planeado. Adelanté los trabajos finales y hablé con mis profesores para que me entregaran mis calificaciones. Una mañana estaba en MTY regalando la comida que todavía me quedaba y en la tarde ya estaba en la CDMX arreglándome para ir a conocer a cinco personas. Todo fue muy rápido y no es que me arrepienta de haberlo hecho así, sin embargo sí me hubiera gustado disfrutar más esas últimas semanas, despedirme de mis amigos y dar un último recorrido a esos lugares tan increíbles.
Dicen que “es más fácil acostumbrarse a los malos hábitos”.
Cuando caí en cuenta de que todo había terminado, me vino una sensación de vacío demasiado grande. Regresé a UAM pero me sentía perdida, estuve a punto de darme de baja de la carrera. Poco a poco las cosas se fueron acomodando, me encargué de ponerme nuevas metas y ahora puedo decir que MTY fue esa transición que necesitaba en mi vida. Aún tengo ese acentito raro cuando hablo, si me siento perdida viajo a Monterrey para conectarme otra vez y cuando alguien más me puede acompañar, siempre tengo el plan perfecto para que se sientan identificados con esa ciudad.
Por último sólo puedo decir que el miedo siempre va a existir pero debemos aprender a manejarlo a nuestro favor.